jueves, 30 de enero de 2014

Cómo conocí a vuestro padre

He de confesar algo. HIMYM nunca me ha parecido una comedia especialmente graciosa o divertida, al menos no al nivel de su referente más cercano, Friends. De hecho, empecé a verla por Alyson Hannigan (como whedonite convencido, no podía dejar pasar por alto volver a ver a Willow en el registro que fuera). No obstante, me encontré con una deliciosa comedia romántica sobre un chico en busca del amor de su vida. El hecho de que toda la sitcom fuera una comedia romántica me obligaba a mí, oh cursi irredento, a seguirla. Una comedia que comenzaba con el chico diciendo 'I love you' a la chica, y una comedia que comenzaba con un misterio que a la vez era un truco que acabaría por convertirse en la maldición y la redención de la serie.

EL MISTERIO. El misterio, anunciado en el título y en los primeros segundos de la ficción, era la identidad de la madre de los hijos del narrador. Por tanto, nos presentarían a una galería de candidatas hasta que llegara la madre, y, además, podrían jugar con la ventaja de habernos presentado a la madre antes o después sin que nosotros lo supiéramos, o prolongar la trama cuanto quisieran hasta que los hijos (ellos son el público, no por nada están en el sofá) supiéramos quién era la madre y cómo la conoció.

EL TRUCO. No obstante, detrás de ese misterio se ocultaba un truco narrativo. En definitiva, para la serie no importó tanto nunca la identidad de la madre como las vidas de los cinco amigos neoyorquinos (vale, una canadiense de por medio y neoyorquinos de adopción), sus veinte años, su madurez emocional y vital. El recurso era sólo una excusa, un macguffin, casi, un pretexto para contar algo distinto. No por nada Carter y Bays crearon el personaje de Victoria en la primera temporada por dos motivos: uno, que cancelaran la serie y quedara sin resolver el misterio, de modo que siempre existió el plan de que fuera la repostera dulce que nos hizo a muchos dar el sí, quiero definitivo a la serie; dos, que nunca dieran con la resolución adecuada al misterio. Por tanto, el instrumento narrativo, en este caso la narración de un Ted adulto a sus hijos, servía sólo para introducirnos en ese universo del McLaren's, pero no era el eje principal sobre el que vertebrar la serie. Ahí están todas las temporadas en las que cobran más peso las vidas de Barney (en principio a punto estuvo de fagocitar la serie con su efecto Steve Urkel), Robin (el gran descubrimiento de la serie) o Marshall y Lily con sus idas y venidas, relegando a un segundo plano a los amores de Ted, porque INSISTO, lo de menos era desvelar el misterio. No obstante, supieron utilizar bien el recurso de la narración, y ahí es donde brilla especialmente How I met your mother, en introducir en un género tan quemado o limitado como la sitcom un nuevo nivel narrativo donde jugar con los saltos en el tiempo, autorreferencias a hechos que han sucedido o no, multiperspectivismo, y la trampa de la memoria del narrador1. Y es que, si HIMYM no inventó la narración fragmentada/aleatoria/no lineal, ha sabido emplearla mejor que cualquier otra comedia. De hecho, fue cuando comenzaron a unir el misterio y el truco2 cuando empezaron a afianzarse ante un espectador escéptico.
Cabe preguntarse si la maldición consecuente se habría producido de no convertirse la serie en un fenómeno mundial a la altura de, por ejemplo, The office, sitcom menos accesible que ofrecía un truco diferente: en esta ocasión, como en Modern Family, el recurso narrativo es el falso documental. No despertó, sin embargo, misterio alguno. ¿Qué es el documental? ¿Quién hay detrás? ¿A quién se dirigen los personajes? Y, sin embargo, en la última temporada se resolvió el misterio sin la presión, claro, sin la maldición de HIMYM o, para extrapolarlo al extremo más afilado de dicotomía entre expectativas y resolución el final de Lost, serie con la que HIMYM comparte, cuanto menos, el truco.
LA MALDICIÓN. La mayoría de los espectadores no entendieron que el misterio, que ese ¿Cómo conoció a la madre? no era tanto un misterio a resolver como un juego de narración. Sin embargo, debido al desconocimiento de esta estratagema el fandom comenzó a obsesionarse con la respuesta. La gente quería saber quién era la madre, sobre todo cuando la serie comenzó a perder frescura (un factor que para mí jamás tuvo) o ingenio, esto es, cuando la gente comenzó a cansarse de los personajes o las chicas y chicas que pasaban por la vida del soso de Ted Mosby. Mientras tanto, los creadores se lo pasaban en grande provocando a este tipo de espectador con los cameos de Britney Spears o Katie Holmes, cuando no haciendo directa alusión a los hijos sobre lo poco que quedaba para que la madre apareciera. A todo esto, mientras tanto, las expectativas con respecto a cómo o quién sería la madre no dejaban de elevarse. Yo he llegado a oír de seguidores de la serie: pues la madre tendrá unas tetazas como balones o cosas por el estilo, como si no llevaran cinco, seis u ocho temporadas conociendo a Ted, ese romántico que dijo 'I love you' en la primera cita. A todo esto, el hecho de que desvirtuaran la concepción original de Barney, el preferido del gran público, y lo hicieran fiel y enamorado y ¡comprometido!, tampoco ayudó a templar los ánimos de los espectadores enfurecidos, cuando la gesta de amor entre Barney y Robin merece tanta atención como cualquier historia de amor entre Mosby y Cia, y es que esto, no lo olvidemos, ES UNA COMEDIA ROMÁNTICA. De este modo, con las expectativas por las nubes, una audiencia agotada y fecha de fin para la serie, no quedaba más que encontrar a la madre, que vino a ser, sin lugar a dudas, la redención de How I met your mother.

LA REDENCIÓN. Llegado este punto de la ficción, los creadores habían asumido la importancia de dar con una madre a la altura3. Por eso fueron construyéndola poco a poco, temporada a temporada, con las pistas, esos juegos narrativos, y por eso han llevado el juego narrativo, el fin del misterio y el truco a sus últimas consecuencias en la última temporada. Me explico: cuando se anunció que la temporada final de la serie transcurriría por completo en un fin de semana, no me extrañó tanto al tratarse de la serie de que se trata. La última imagen de la temporada anterior había sido, para más inri, la primera imagen de la madre, una chica pequeña y frágil, abrazable, de la que no sabíamos nada. Con eso, los creadores pretendían aplacar a los mismos fans a quienes antes aplacaban con pistas más sutiles y preparaban el terreno para una temporada dedicada a introducir a la madre para hacer entender al espectador cómo era posible que esa chica fuera el amor de la vida de Ted. Teorías locas aparte, como que la madre en realidad estaba muerta, que los hijos no existían, etc, los guionistas lo tenían jodido. Han introducido al personaje, porque ya no hablamos de truco o elemento narrativo,4 con pequeñas píldoras. Así, la consecución de todo esto se da en el capítulo 200, “How your mother met me”, donde al fin sabemos qué ha pasado a lo largo de estos ocho años en la vida de la madre. Han optado por rebajar el componente pizpireta y ganarnos a base de drama. La madre es bonita, divertida, inteligente, romántica, algo nerd, creativa... tiene un poco de todo. Los guionistas han sido coherentes y, sin miedo a decepcionar, al fin han resuelto el misterio. Han optado por lo fácil (con lo del novio muerto, sólo un monstruo sin corazón no habría querido abrazarla muy fuerte), pero efectivo. Ahora sí, nos queda el tramo final de la serie, donde dicen que vamos a tener madre para hartarnos. Si la serie es fiel al género al que tanto le debe, nos queda un chute de romanticismo, amor y comedia, la madre jugará un papel muy importante (mi apuesta es que ella salvará la situación ante esta súbita desaparición de Barney, sin duda un cliffhanger de lo menos efectivo, y ante la crisis entre Lily y Marshall) y podrán despedirse a lo grande con los deberes bien hechos, y los están haciendo, que toda esta temporada, a nivel narrativo, es una locura genial.




1Que muchas de las cosas que nos cuentan sean inexactas o falsas o, sencillamente, maquilladas por el propio Ted, eleva una serie sin especial chispa al Olimpo de la comedia.

2Las pistas, también un juego narrativo como un caramelo para el oyente como el cuento de Sherezade otra noche (el paraguas amarillo, la pierna de la madre, cada vez que se acercaban sin acercarse), los misterios pequeños (la Calabaza Putilla, la cabra en el baño), incluso el capítulo narrado por Robin no eran más que el resultado de un truco narrativo.

3Ninguno de los ligues y parejas de Ted estuvo tan a la altura como Victoria, y por eso no me extraña que Carter y Bays se guardaran el as en la manga y rescataran a su personaje temporadas más tarde para que la audiencia y Ted no la olvidaran, y pudiéramos saber qué fue de aquella maravillosa y pizpireta manic pixie dream girl. Tampoco funcionaron las historias de Stella o Zoey, al menos no a la altura de lo que debía ser la madre.

4Dado que la madre en sí carecía de relevancia como entidad humana en las primeras temporadas de la serie, pues su misterio se trataba sólo de una excusa narrativa para contarnos otra cosa (como los vampiros en Buffy, por ejemplo), no hacía falta perfilar al personaje demasiado. Fue con el devenir de las temporadas cuando las pequeñas pistas, los pequeños juegos narrativos, comenzaron a transformarse en información material sobre ella. Llegado este punto, con el recurso narrativo agotado (se agota el relato y la madre ya está aquí), sólo queda componer al personaje de la madre. Curiosamente, este recurso se ha empleado a la inversa en la última temporada de Doctor Who con el personaje de Clara. Primero nos la presentaron a ella o sus alter ego, se introdujo al personaje durante media temporada para desvelar en “The Name of the Doctor” que Clara sólo era un elemento para hilvanar todos los episodios que habíamos visto en esa temporada, pues en todos ejercía como salvadora del Doctor, aunque esto se descubría a posteriori. Algo que, y prosigo con la digresión, ya se dio con la primera mitad de la temporada 8 de HIMYM, en la que todos los episodios parecían flojos e insustanciales cuando finalmente se revelaba que todo lo que ocurría en ellos lo había orquestado Barney para declararse a Robin y pedirle matrimonio. Una vez más, HIMYM dilapidando toda narrativa tradicional para elevarla en su búsqueda de la comedia romántica perfecta.




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