viernes, 25 de marzo de 2011

Skins: ¡malditos adolescentes!

Quien recuerde bien, sabrá que Alicia flirteaba con las drogas en Wonderland, que Holden Caulfield tenía algún encuentro que otro con putas y que los mismísimos chicos de Glee se han pillado un pedo que ni Alfredo. Pero eso es moco de pavo para lo que sucede en el mundo real o, para más inri, en la ficción británica. Hay grandes series sobre adolescentes que se fuman la vida, cierto, pero Skins se mea a todas. Hay una reflexión del pequeño Calvin, el niño de 6 años acompañado por su tigre de peluche, que dice así:

Here I am, waiting for the bus. Eleven more years of school to go. Then college, the maybe graduate school, and then I work until I die.
Calvin
(Calvin and Hobbes)

Sería lógico tomar cartas en el asunto y resolver la situación. Eso hacen los chicos de Skins. Beben, fuman, se drogan y follan como si no hubiera mañana. Y puede que no lo haya.
Yo no tuve una adolescencia interesante, acelerada ni aliñada por drogas, sexo ni rock ‘n roll. De hecho, creo que ha sido en torno a los veinte que he vivido esa etapa vital. No por nada he conocido entonces a los amigos que más me han influenciado, he viajado y decidido qué y cómo quiero ser… y lo cierto es que, según he aprendido este año, aún puedo considerarme psicológicamente un adolescente. Y no soy un caso aislado, mire usted. Resulta que estando las cosas como están en este país de Dios, con el estado de bienestar tan bien estado, con la comodidad que proporciona vivir chupándole la sangre a papá y mamá o a las becas del Estado, no tenemos las preocupaciones del adulto temprano, de modo que, sin necesidad tampoco de trabajar ni otras responsabilidades inmediatas, inconscientemente los quinceañeros adolescentes se convierten en veinteañeros adolescentes que pueden vivir así durante muchos más años de los necesarios sintiéndose en el momento más determinante en la formación de la personalidad de una persona.
Pero volvamos a Bristol: una ciudad mediana, cultural, agradable, al sur de Inglaterra. Este verano conocí a varios adolescentes bristolianos y se quejaban porque era una ciudad de mierda en la que no había nada que hacer. Como la muchacha de pueblo tiene aspiraciones de casarse con un hombre de ciudad, ellos soñaban con largarse a Londres. No es el caso de los chicos de la serie. Los hermanos Stonem y compañía, por ejemplo, están bien con su ciudad tranquila y pequeña, porque en ella tienen cuanto necesitan: alcohol, droga, fiesta y amistad. La base sobre la que se cimienta Skins es la amistad, la sensación de pandilla, la unión de los protagonistas. Y es curioso, ya que los guionistas deciden narrar esta amistad de un modo bastante paradójico: cada episodio se centra en un personaje distinto, de modo que estos ganan en matices y se pueden desarrollar muchas más tramas que si se hiciera de forma conjunta. Luego, para cerrar la temporada, los vuelven a unir hasta el año siguiente. Y no queda ahí la cosa. Arriesgan hasta el punto de que pueden enviar a uno de los protagonistas lejos del grupo (y pienso en Cassie) o traer a alguien de lejos (pienso en Thomas), cuando no matar a uno de los principales (y aquí entra el elemento más polémico). Y ya, para rematar, para cabrearnos, para quitarnos la miel de los labios, pasados dos años nos quitan a nuestros queridos niños del medio.Al acabar la segunda temporada, con las tramas de todos los personajes más o menos cerradas, decidieron cambiar a toda la generación utilizando, eso sí, como nexo de unión a la hermana del líder natural anterior, la femme fatale Effy. Aquí parecía que las cosas comenzaban a tambalearse, pues si bien la primera generación era un grupo compacto, muy amigos entre sí, una piña desde el principio, con los coetáneos de Effy las cosas eran distintas: unas gemelas que iban al margen de todo, Panda encerrada en su mundo, los chicos que no se mezclaban con ellas, la pérfida Naomi... poco a poco nos enamoramos de las diferencias entre las hermanas, de la inocencia perdida de Pandora y de la amistad incorruptible de los chicos. Por no hablar de Naomi... Ay, Naomi. Y bueno, resultó que el cambio no fue para mal en absoluto, y de hecho las temporadas de la segunda generación son más fuertes que las dos primeras, por mucho que la generación Skins siempre será la de Tony y Cassie. Afortunadamente, esa dispersión generacional encontró una cura con el paso del tiempo.
            Y volvieron los reproches. Acabó la cuarta temporada con un muy discutible final y volvimos a quedar huérfanos de pasión, de droga, de momentos WTF, del amor ilógico y la amistad, que es lo único que tiene un quinceañero. La quinta comenzaba con otro cambio total de plantilla, con una pandilla nueva que no tenía nada que ver con las anteriores. No había una amistad o lazo familiar de por medio, sólo la ciudad y el espíritu. En el fondo, muy en el fondo, muchos abrigábamos la esperanza de ver en algún capítulo aunque fuera el cameo de alguno de los anteriores chicos Skins para decir: es la misma serie. Pero no ha sido así, y la perspectiva de un montón de desconocidos que no se aguantan entre sí era demasiado dura para creer una vez más en Skins. Ahora bien, decía que quedaba el espíritu del sexo desenfadado, los excesos de sustancias estupefacientes y las situaciones absurdas. Analicemos, pues, a la tercera generación. Los nuevos chicos Skins:
  • Frankie: la mejor. La temporada abrió con ella. Es, además, la mejor actriz (alguien la recordará por La brújula dorada, ese intento de saga fantástica que quedó en eso). Es una chica ambigua y misteriosa, nueva en la ciudad, con problemas de identidad más gordos que los de cualquier otro adolescente. No sabe bien qué quiere, sólo que necesita integrarse. Odia a las chicas cliché, pero le repulsa el contacto con los chicos. Sólo el enigmático Matty logrará ver más allá de sus preciosos ojos, aunque puede que sea tarde. Además, Mini entrará en el juego. Es el mejor personaje por tratarse del más extremo, del que más empujan los guionistas al borde del precipicio (y creo que la imagen de la finale no puede ser más explicativa), porque aún tiene mucho que aportarnos.
  • Matty: el hijo malo, el hermano atormentado. Los personajes misteriosos y atormentados siempre funcionan (Spike, el Doctor), y aunque el misterio de Matty pueda interpretarse como grandes huecos en el guión, el triángulo con Liv y Frankie lo sitúa en una posición de lo más interesante. Además, es muy atractivo (para lo guapo-feos que son los chicos Skins). Seguro que su pasado sigue trayendo grandes descubrimientos en la sexta temporada.
  • Mini: un pastel. Es insoportable, pija, delicada, celosa, estúpidamente adolescente. De entrada no se deja querer por los demás, ni por la audiencia, pero el convertirla en mártir la vuelve del lado de los fans. Además, su interés por Frankie es desde luego muy interesante. Su virginidad vencida y el hecho de que tenga mucho carisma le otorgan el aprobado.
  • Alo: no lo aguanto. Me parece muy, muy prescindible, y eso que se trataba de los que más prometían (un perro, porno y una caravana). Incluso su episodio fue tan anodino como él, y mucho tienen que cambiar las cosas para que alce el vuelo. Lleva todas las papeletas para convertirse en el fiambre de esta generación. Si no, no me lo explico.
  • Liv: a mí me gusta. No sé por qué, porque en realidad no tiene gran cosa que aportar. Tal vez lo salvaje que es, el sexo que exuda cuando baila, lo zorra que es (no hay más que ver cómo juega con Frankie) o algo. Tampoco tiene mucho más que decirnos, aunque su episodio junto a Mattie fue de los que más me gustó, giro de guión mediante.
  • Grace: la niña mimada, hija única con aspiraciones de princesa que se enamora del melenas, con la mala influencia, con el heavy (cariño, ¿qué hemos hecho mal?). Bueno, creo que es el personaje que más ha servido de nexo para que los chicos de este año acabaran siendo generación. Algunos de los momentos más exagerados de la temporada recaen en ella (la boda, el padre-director, la obra de teatro). Su amor por Rich es de lo mejorcito.
  • Nick: el hombre-florero. Junto a Mini forman la pareja más popular, él deportista y ella un bellezón, que se va al garete con las inseguridades de la edad. No hace nada, es de lo más vacío de la temporada. Junto a Alo, que desaparezca ya. Además, tiene un hermano mucho más interesante, y lo único bueno que tiene Nick es la relación con éste.
  • Rich: me encanta porque no había salido en la serie hasta la fecha nada parecido. Nos ha hecho escuchar metal y heavy a lo loco a todos. Nos ha enseñado que los prejuicios los tenemos todos, y su historia de amor con Grace es uno de los pilares de la temporada. Además, es muy tierno: tiene cara de niño, y siempre que lo veo junto a su amor no puedo dejar de pensar que son críos jugando a esto de los mayores. Chapeau, por simple que pueda parecer el personaje lo han sabido enfocar bastante bien. Y su declaración shakespeariana…
Como queda patente, hay gustos para todos. De ocho personajes hay uno con un potencial enormísimo (Frankie), cinco buenos y dos prescindibles. Buena proporción. Si la comparamos con las temporadas anteriores, parecerá un fracaso, pero Skins hay que verla en relación con el resto de ficción global. Sigue siendo mejor que The inbetweeners o Misfits en el terreno que comparten todas, el de las emociones elementales que nos atacan durante la adolescencia. Además, aunque haya costado que la generación encajara, al final el rompecabezas ha formado una figura hermosa que nos deparará grandes alegrías de aquí a un año. Sus giros de guión y desvíos argumentales no deberían cogernos por sorpresa: Skins ha sido esto desde el principio. Además, este año han prescindido del drama innecesario y nos han dado una finale muy buen rollista que merece ser tenida en cuenta. El cambio del tono quizá nos acerque más al espíritu de la primera temporada, donde todo había de ser y era alegría, amistad, amistad, AMISTAD. Y creo que los nuevos chicos cumplen esta máxima con creces.

lunes, 14 de marzo de 2011

EL DISPAR RUMBO DE GLEE

Blame it to the alcohol

Bien.
Los ingleses son los malotes.
Los americanos, los recatados.
Por eso amamos Skins y Glee nos da como vergüenza ajena.
            Pero veamos, es normal. Tú sales una noche de fiesta por las calles de Bristol o Swansea y te las encuentras llenas de críos y crías (porque es lo que son) en ropa interior y borrachos como perras. Puede que en Estados Unidos también sea así, pero son muchos años. Años de moralina, de sitcom moralizante, de Dawson crece, del club del celibato, de anillos de castidad, de carnés falsos para entrar en las discotecas…
y olé
También hay que reconocer que hace un año, cuando el boom, todos amamos Glee. Su mala leche, ese resultado camp de mezclar el pop más actual como himnos de musicales, sus tramas rocambolescas y personajes inadaptados que cometían errores. Pero al llegar la segunda temporada, la serie sucumbió a la fama y quiso hacerse abanderada de causas pobres: creemos un aburridísimo arco de temporada sobre homosexualidad, homofobia y demás para engrandecer a Chris Colfer. A medida que sucedía esto, pese a la supuesta modernidad del tema (dejó de ser moderno en los noventa esto de la homosexualidad como tema trascendente en el desarrollo de una serie, lo siento), el resto de personajes se volvían más sosias, recatados, púdicos, decorosos, mormones… Cambiaban de pareja en cada episodio, pero no había sexo o intercambio de fluidos. Además, eran los chicos buenos del instituto: no bebían, no se drogaban, no follaban.
            Porque claro, esa cuota ya la cubría Skins. Recuerdo con deliciosa maldad Popular, la otra creación de Ryan Murphy ambientada en un instituto. Tampoco en ésta había más sexo, droga o rock n’ roll que en Glee, pero al menos había perras de la muerte que se hacían imposible la vida entre sí y hasta recuerdo un episodio en el que una pareja salía desnuda a interpretar una obra delante de todo el instituto. Como ven, delicioso…
Uno de los pocos aciertos de la temporada
            ¿Qué nos enamoró de Glee que ahora nos provoca vergüenza? Los números musicales, cada vez más al servicio de la industria (y mira que a mí cualquier protagonismo creciente de Brittany o Santana los abrazaré encantado), los personajes dispersos, la moralina tipo Cosas de familia, una Sue Silvester tan perdida que no podía salvar el show… Cosas todas que le han hecho mella. Al parecer, en EEUU sigue siendo todo un fenómeno, y no dudo que lo siga siendo, pero ése es el problema: en lugar de aprovechar su poder para crecer y explorar temas que antes ni se habría planteado, se ha transformado en un programa más blanquito y familiar que nunca. Esto le ha supuesto no pocas críticas de gente que antes elogiaba cualquier paso del show de Murphy: no hay mala leche, no hay evolución de unos personajes que ya han llegado a un callejón sin salida, Kurt, con lo divertido que era en su momento, ha sido apartado del centro de la serie como para evitar incomodidades, números musicales que aburren y perdedores que ya no se perciben como tales.
            Afortunadamente, parece que el responsable de la serie ha parecido tomar cartas en el asunto y en el tramo final de la temporada quiere resarcirse con un cúmulo de aciertos:
  • Tratar el alcohol y el sexo como centro de sus episodios.
  • Traer de vuelta a Gwyneth Paltrow, verdadero descubrimiento de la temporada.
  • Poner las cartas en la mesa con respecto a la relación Santana-Brittany y darle cancha a ésta última.
  • Fichar a John Stamos, por desaprovechado que esté.
De todos modos, no hay que olvidar que Glee se trata de una fantasía tan respetable como Merlin o Smallville, pero una fantasía. Porque la música no salva el mundo, los problemas de los adolescentes nunca son bigger than life (a no ser que hayan nacido en Bristol).  A ver si de ahora en adelante los chicos del coro se convierten en el peor modelo a seguir por vuestros hijos...

miércoles, 9 de marzo de 2011

3. Meme time

Carrusel de series ha decidido celebrar su tercer aniversario en la blogosfera proponiendo un meme televisivo. El primero que hago en este blog. Allá vamos:




Centrándonos por ahora en series americanas, ¿cuáles son tus 3 series favoritas "en emisión" y "finalizadas"?:
Difícil, pero no imposible. Acabadas: Six Feet Under, Buffy the Vampire Slayer y The X Files, por decir tres distintas entre sí e imprescindibles.
En emisión, y también con la intención de decir tres distintas, Treme (casi todo el mundo la olvida y es de mis favoritas ever), 30 Rock para las risas y Doctor Who para todo(s).


¿Qué 3 series inglesas recomendarías a todo el personal?
Doctor Who, Coupling (esa descacharrante sitcom inglesa de Steven Moffat) y Skins (al menos las dos primeras generaciones, que ésta está tardando en arrancar).


¿Qué 3 cancelaciones de series nunca olvidarás? Si te apetece, puedes diferenciar de este modo: antes y después de empezar con ellas.
Tomo el testigo y diré Pushing daisies, Carnivàle, porque una serie tan ambiciosa tenía que haber llegado al final a pesar de todo y, qué diantres, The Comeback, que sólo nos pudo ofrecer una deliciosa temporada..


¿Eres capaz de dar de 1 a 3 curiosidades seriéfilas que pienses que sólo tú conoces?
Curiosidades no sé, pero estoy convencido de que soy una de las pocas personas en este país que ha visto una maravilla desconocida como es The Comeback, el retorno de Lisa Kudrow a la televisión tras Friends, nada más y nada menos que en HBO. Hace una cover del "I will survive" hacia el final de su temporada que es muy, pero que muy divertida.


Nombra 3 canciones que descubriste en una serie y que ahora forman parte de tu lista de favoritas.
Hay cienes y cienes, pero por decir sólo tres, diré:
Breathe me -Sia, de la series finale de Six Feet Under. Toda persona que haya visto ese episodio se habrá hecho con la canción y habrá llorado a gusto con su música.
Goodbye to you -Michelle Branch. En la sexta temporada de Buffy, mientras Giles se va a Inglaterra y Tara abandona a Willow, la cantante actúa en el Bronze y todos lloramos como idiotas. De Buffy me quedo con toda su BSO
When I was seventeen -Frank Sinatra. Comienza la segunda temporada de Los Soprano. No diré más.


¿Los 3 momentos friki-seriéfilos por antonomasia de tu vida?
Supongo que, como muchos, también me he quedado hasta horas intespestivas esperando a que saliera el último de Lost para verlo antes de acostarme. Ver un episodio de Battlestar Galactica durante mi vuelo Málaga-Cardiff, a no sé cuántos metros del suelo, para estar más cerca de Starbuck  :P
Cursar una asignatura en la universidad sobre guión televisivo y los midas de este campo: escribir sendos trabajos sobre Queer as folk y Buffy the Vampire Slayer.


¿Qué 3 "openings" nunca saltas (o saltabas) al poner un capítulo?
Six Feet Under, Carnivàle y... ehm... True Blood. Son obras de arte.


¿Cuáles son las 3 últimas series que has visto en versión doblada?
Los Simpson en la tele. Las demás, ninguna.


¿Qué series tienes originales en DVD o Blu-Ray?
Completas tengo Six Feet Under y Buffy. Varias temporadas, las primeras, de Expediente X. Sí, soy consecuente con mis gustos.


Concierto en el Bronze. Envidiaca.

jueves, 3 de marzo de 2011

The Comeback


El creador de Sexo en NY no sólo se ha dedicado a este proyecto. Por otra parte, todos conocemos más o menos la triste dispersión de la mejor comedia televisiva de todos los tiempos, Friends. Bien, pues la mejor de todos los intérpretes de la citada serie, Lisa Kudrow, se embargó en un proyecto junto a Michael Patrick King, avalados por el sello HBO. Se trata de otra forma dentro de ese género tan en alza últimamente, el mockumentary o falso documental, pero va más allá. Lisa Kudrow, protagonista absoluta de The Comeback, interpreta a Valerie Cherish, una actriz (atentos porque todo es muy metatelevisivo y puede perder…). Valerie Cherish protagonizó hace 5, 6 años una sitcom llamada I’m it que tuvo cierto éxito, de modo que se hizo conocida y se abrió paso entre las celebrities americanas. Después de abandonar la serie, abandonó la interpretación en pro de su vida privada. Se casó con un empresario y pasó a convertirse en una mujer desesperada o, en otras palabras, en una ama de casa de clase media-alta que, no obstante, echa de menos la fama y estar en el centro del huracán mediático. En esto que llega una cadena y le ofrece una suculenta oferta: protagonizar una nueva comedia a cambio de que permitan grabar su entorno para hacer mientras tanto un reality show paralelo. Es decir, un equipo de cámaras se traslada a su casa, que se ha transformado en una especie de GH donde todas las habitaciones están siendo permanentemente vigiladas. La serie comienza con Valerie el primer día de grabación del reality, donde nos presenta a su entorno, familia y amigos… y cómo añora su éxito. Poco a poco nos lleva a los estudios de grabación de la cadena, donde empieza a darse cuenta de que la nueva serie no es lo que ella esperaba. Toda la temporada es un arco que debe verse de principio a fin para comprender el quid de la serie y su objetivo. Lisa Kudrow compone un personaje tan patético y a la vez realista como el de Steve Carell en The office, superficial y que, como él, se sigue creyendo importante en un entorno en el que no encaja. Asimismo, la actriz demuestra un amplísimo registro interpretativo y nos hace olvidar a Phoebe Buffay en los primeros cinco minutos, misión que a algunos actores les ha resultado imposible a lo largo de toda una carrera.
Desgraciadamente, las audiencias no ayudaron y la cadena HBO decidió cancelar la serie antes de finalizar la primera temporada. El año pasado era prácticamente imposible obtener los dos o tres últimos capítulos, pero ya está el arco de temporada, 13 capítulos, disponibles, aunque lo difícil es hacerse con los subtítulos. ¡Casi todos eran en húngaro! :S No obstante, se entiende perfectamente en inglés y es una serie imprescindible para cualquier teléfilo. Si te chiflan Studio 60, 30 Rock y demás programas que transcurren entre sets televisivos, este gran desconocido está hecho para ti.
Una muestra de cómo es Valerie Cherish, ante todo una superviviente :)