Hace poco, quienes aún seguimos Cuéntame nos quedamos de piedra al descubrir el cáncer de Merche. Mercedes Fernández, la matriarca de los Alcántara, tiene cáncer de mama. No es la primera vez que escribo sobre esta serie, aunque sí la primera que lo hago en mi blog personal. Ayer la serie reunió a más de cinco millones de espectadores y un 25% del share, lo cual es, de momento, el máximo de la temporada. Nadie le puede negar la calidad, y hablo de calidad como producto audiovisual, con su uso de la música, sus cuidadas interpretaciones, su elegante montaje, sus diálogos creíbles, a Cuéntame.
Quien me conoce sabe que soy aficionado a la ficción televisiva, que por lo general mi preferida es la británica, que lo normal es siempre valorar por encima de todas la televisión de cable americana (con honrosas excepciones entre las networks como ER, The Good Wife o The West Wing), ya que la ficción española no tiene nada que hacer a su lado. Y sin embargo.
Y sin embargo, anoche asistimos a una hora de realidad horrible y dolorosa. Merche, ajena a la gravedad de su enfermedad, ingresa en quirófano en una escena sin diálogos, de miradas entre el matrimonio protagonista. Mercedes no sabe si algo irá mal, siempre cabe la duda; Antonio, Antonio sabe que todo será distinto después de ese trago, que puede que abran y tengan que cortar y cortar y extirpar, que puede que Merche, su Milano, quede en una camilla de hospital.
Existe un momento verdaderamente brillante en el capítulo: el segundo en que Merche descubre la verdad. Se pasa la mano por el pecho y descubre que no hay nada, que su pecho falta, que su carne ha sido arrancada, que ya no es la Merche que atravesó el la puerta del quirófano. Entonces, levanta la sábana y mira. Ese momento es desgarrador, esa reacción le vale a Ana Duato todos los premios posibles. Son unos segundos de nada, de nuevo vuelve a haber silencio, sobran los diálogos. La verdad duele demasiado.
Con todo, la vida de la familia debe seguir. Los responsables de la serie han tenido a bien escoger un momento tan trascendental en la ficción para traer de vuelta a dos personajes queridos: Toni, el hijo mayor, y Karina, el amor de Carlos (cómo odiamos a Arancha). Estos regresos sirven para paliar el dolor, la respuesta conjunta de la familia frente al dolor de la madre, el tacto de los médicos y enfermeras. Y sin embargo.
Y sin embargo, las tramas secundarias. Supongo que, por eso de no recrearse en el drama, las tramas paralelas han sido poco acertadas e interesantes, en especial la de las banderas. El espectador no puede dejar de pensar en ningún momento en el pecho de Merche. Pero perdonamos los otros hilos del episodio porque los diálogos de Antonio y Merche son brillantes y reales. Y sin embargo, esto es sólo el principio. Los resultados no son alentadores y esto no ha hecho más que comenzar: después de la cirugía, tocan los tratamientos más demoledores: quimioterapia y radioterapia en una etapa aún experimental. De esto, claro, Mercedes aún no se puede hacer una idea completa.
Sé que Merche no va a morir, no aún, porque es uno de los pilares de la serie y esa desesperanza no es propia de Cuéntame. Pero es imposible evitar las lágrimas en ese momento en que ella descubre que le han arrancado un pecho o la última frase del capítulo, su "No me voy a morir" con la maravillosa y emocionante música que acompaña a la escena. Después, la familia Alcántara, como todos los domingos, come su paella, esta vez sin la luz de la casa. Comen en silencio, tal y como abre el episodio, sin diálogos sobados, el silencio por bandera. Fin.
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