sábado, 13 de diciembre de 2008
I want to believe
No he entendido ese ensañamiento contra la segunda película de una de las mejores series de televisión de la historia, Expediente X. The X Files: I want to believe no sólo es entretenida y oscura, sino que retoma lo que más nos gustaba de Mulder y Scully, cuando aún se movían en ambientes fríos y oscuros, donde la nieve era frecuento, donde todo era vaho y chaquetones largos. Tal vez han faltado más linternas de frente, pero Chris Carter ha sabido dar de nuevo un punto más que macabro con esos experimentos con humanos tan característicos de la mitología x-phile. Además, tras un final en el que la pareja protagonista acababa junto, supuestamente feliz, volvemos a toparnos con una historia de quiero y no puedo, de amor imposible, de estamos hechos el uno para el otro pero por algo no acabamos de encajar nunca. Cierto es que no tenemos unas interpretaciones de Oscar, pero sobrepasan a lo que nos tienen acostumbrados por estos lares, y Gillian Anderson vuelve a demostrar que es una actriz como la copa de un pino. Por si fuera poco, tenemos a Amanda Peet (la escena de su muerte es impactantísima e inesperada, en tan poco tiempo nos ha hecho empatizar con su personaje), hay crítica social, temas polémicos como la pederastia dentro de la Iglesia o el empleo de células madre (la presencia-ausencia del hijo de Mulder y Scully, William, y de la hija muerta de ella, Emily). Lograr todo ello en tan pocos minutos demuestra el buen hacer del guionista, pero también la química inexistente entre los ex agentes del FBI. En cualquier caso, creo que esta película se trata de un no os olvidéis de nosotros, porque en 2012 acaba el mundo y, antes del Apocalipsis, vendrán de nuevo Mulder y Scully, tal vez con William o Dogget y Reyes, pero siempre con Skinner. Hasta entonces, disfrutad estos 3 años...
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