sábado, 7 de julio de 2012

Girls


Cuando HBO empezó a apostar por grandes series, acertó prácticamente con todas sus propuestas. De un modo u otro, siempre lograba innovar o aportar algo que aún no se había hecho en televisión, o al menos no se había hecho así de bien. Más allá de Sopranos, Fishers y demás, una de las series que mayor prestigio aportó a la cadena fue Sex and the City, las aventuras y desventuras de cuatro pijas neoyorquinas que, encabezadas por Sarah Jessica Parker, se convirtieron en modelo a seguir para millones de mujeres alrededor del planeta.
         Sin embargo, y a pesar del progreso al tratar el sexo y el rol de la mujer en la sociedad moderna sin prejuicios, hay que reconocer que ha envejecido mal y ha perdido crédito con el paso de los años. La nueva comedia se aleja de la idealización y basa su efecto en el patetismo de la realidad (The office, Modern Family, Extras, Louie...), nada que ver con las cuatro treintañeras que se siguen creyendo princesas de quince años en el reino neoyorquino dominado por la apariencia. Así, Carri Bradshaw and company han dejado de ser modelo a seguir precisamente por lo que las encumbró: su mensaje nihilista y anclado en el pasado (a pesar de lo que tratan de aparentar, el mensaje que venden sigue siendo insultantemente machista,ya que el fin último de las protagonistas es encontrar al príncipe azul).
         Las mujeres, pues, necesitan nuevos referentes televisivos alejadas de la podredumbre intelectual y condicional de la comedia de HBO, y es precisamente la cadena la que ha dado con la clave con un nuevo producto capaz de dilapidar Sexo en Nueva York. Hablo de Girls, la nueva comedia de la cadena, más próxima a series como My so-called life o Freaks and Geeks que  al glamour de la Gran Manzana, y eso que las chicas de Girls también viven en NY, también son cuatro amigas y, esta vez sí, son de verdad. Lo primero que choca nada más comenzar el piloto es el realismo que invade al reparto, compuesto por actores que podrían vivir en la casa de al lado, nada que ver con los cánones de belleza impuestos por la industria. Y es que para ser gracioso no hace falta ser guapo.
         Lena Dunham es la veinteañera detrás de Girls. Ella escribe, protagoniza y dirige la serie con auténtico ingenio. No es guapa, pero es divertida: probablemente su cabeza bulla con los problemas con los que bullen las cabezas de los veinteañeros a los que nos ha tocado vivir este duro momento. Su personaje, Hannah, es una escritora de 25 años a quien sus padres le dicen en la primera escena de la serie que le cortan el grifo, que es hora de que se busque la vida, que adiós al dinero fácil. Hannah vive entonces con su mejor amiga, Marnie, que trata de lograr que su relación con su novio no se enfríe. Las otras dos grandes amigas que componen el cuarteto son Jessa, rubia, bohemia, impredecible y tremendamente sexy, y Shoshanna, inocente, romántica y declarada seguidora de Sex and the city (podría decirse incluso que su personaje es casi una parodia de Carrie and Co). ¿Qué hacen? Sobreviven, trabajan en empleos deplorables, follan -las escenas de sexo son entre patéticas e hilarantes por lo real que tienen-, se pelean, van a fiestas... hacen una vida NORMAL, no el paripé que vendía la serie madre. Son veinteañeras y, si bien no tienen claro qué van a hacer con sus vidas, procuran dictar sus futuros por sí mismas en un mundo y una ciudad que las devora. Es divertida porque cualquiera podría reconocerse en ellas, porque los tíos que aparecen en la serie no son el mero objeto de diversión y/o deseo de ellas, porque los diálogos dan más veces en el clavo de las que pretenden y porque es probablemente la mejor representación que se ha hecho de una generación maltratada como la nuestra.
         Por si fuera poco, una temporada, diez episodios de media hora cada uno. Se mueve con soltura entre la comedia y la ternura. Detrás, la producción de Judd Apatow (Freaks and Geeks, Supersalidos) y una cadena que vuelve a acertar de lleno. ¡Larga vida a Girls!