viernes, 11 de septiembre de 2009

Meme: music&tv: Bonus track

-Perhaps, perhaps, perhaps (Mari Wilson). Coupling: la comedia británica de parejas utiliza esta cancioncilla en la cabecera. Muy divertida y fresca, como la serie.

-I'm gonna be (500 miles) [The Proclaimers]. Cómo conocí a vuestra madre: por el capítulo que nos dio con un Marshall salido de madre, que es como nos encanta.

-Woke up this morning (Alabama 3). Los Soprano: a petición de MJ, aquí está, y me justifico diciendo que la encontré tan obvia como el Buffy Theme de Nerf Herder. Aunque es un temazo pa una cabecera mítica.

-I don't want to wait (Paula Cole). Dawson's Creek: ser la canción de cabecera de una serie sobre adolescentes con problemas existenciales y aspiraciones a grandes cosas en la vida, historias de amor imposibles y la primera vez de la señora de Tom Cruise le da el crédito suficiente para entrar en este ránking. Y porque es preciosa.


-Let's go to the mall/Sandcastles in the sand (Robin Sparkles). How I met your mother: Once again, la comedia del momento vuelve a batir momentos WTF sobre todo con el segundo videoclip, una joya con ese Dawson venido a más (triste, pero cierto).


-Popurrí casting. Glee: demencial este casting de personajes inadaptados, con una canción reflejan a la perfección la personalidad de cada uno. Eso es una presentación con garra.
  • Mr Cellophane -del musical Chicago.
  • I kissed a girl -Kate Perry, la modosita calienta...
  • Respect -Aretha Franklin
-Popurrí Los Simpson. Los Simpson: nos ha dejado grandes momentos, y aquí he recopilado unos cuantos:
  • Niiiiiiiños niiiiiiños, futuuuro, futuuuro... el futuro ya llegó-uo oh oh
  • Jueeego con mi melocotoneeeero -Lisa tratando de que le compren un pony xD
  • No conquistas nadaa con una ensaladaaaaaa -Bart y Lisa
  • Bebé a bordo -Los Solfamidas



Y para rematar la faena, el recopilatorio con lo mejor de Phoebe Buffay subtitulado:

Meme: music&tv (II)

-7 vidas (El canto del loco). 7 Vidas: el que otrora fuera el rey del share con su Médico de familia fue capaz de componer la sintonía de la mejor sitcom española hasta la fecha. Yo no soy muy de Dani Martín, pero hay que reconocer que el toque cuasi roquero que le dieron al tema está bastante bien, y la cabecera especial para el capítulo 200 lo valió:



-Que nadie me levante la voz (Bebe). Aída: el entrañable personaje creado por Carmen Machi se ganó a pulso un spin off, y el tema de su cabecera debía ser de raíces y desentrañar la vida de Aída y todos los García. Qué mejor que pedírselo a la revelación de la música española. Bebe le dio cuanto necesitaba (por ahí rula algún directo junto a Los Delinqüentes).



-Raquel busca su sitio (Leonor Watling y Cayetana Guillén Cuervo). Raquel busca su sitio: vale que la serie duró un suspiro, pero era buena (lo que he visto vale la pena), y el tema compuesto por el preoscarizado Jorge Drexler se llevó una versión en alguno de los episodios interpretada por sus actrices protagonistas. Y a mí me gusta, qué os voy a decir.



-When I was seventeen (Frank Sinatra). Los Soprano: ¿era la segunda temporada la que empezaba con este tema? No lo sé, pero se trataba de toda una secuencia maravillosa con la voz templada de Sinatra (que tuvo algún lío con la mafia, dicho sea de paso; y qué ducho el que escogió la canción).



-Virgin State of mind (K's Choice). Buffy Cazavampiros: me gusta toda la banda sonora de la serie. Es buenísima, en serio, pero esta canción me recuerda tantas cosas que no podría desprenderme de ella aunque quisiera.



-Monster Mash (Bobby Picket). Los Simpson: comenzar un episodio de San Valentín con esta canción es toda una declaración de intenciones. La canción nos recuerda cine de serie Z al aire libre, los 50 en America, fanzines y Creepy Show... cosas por el estilo: la momia, Frankie, etc.



-Goodbye to you (Michelle Branch). Buffy Cazavampiros: aunque en la serie siempre utilizaban grupos semidesconocidos para que actuaran en el Bronze, en el episodio "Tabula Rassa" concluyeron con un acústico de esta canción. Tristísimo con las despedidas de Tara y Giles.



-Superman (Lazlo Bane). Scrubs: gran serie y gran desconocida, casi nadie habla de ella con lo que ha logrado. Los residentes, los estudiantes de medicina, pobrecitos, no son superhéroes, de acuerdo, pero salvan vidas y nos hacen reír.



-Hallelujah (Jeff Buckley). The West Wing: este tema se ha utilizado en tantas series y películas que su autor se mosqueó... cualquiera no es cualquiera. En cualquier caso, la season finale de la tercera temporada nos trajo un final tan amargo como acostumbraba, y la canción ayudaba a ver a CJ destrozada.



-Beyond here lies nothin' (Bob Dylan). True blood: vuelve a la carga Alan Ball con un tema de los intocables para promocionar ni más ni menos que la segunda temporada de su saga vampírica. Oh, touché.



-Little boxes (Malvina Reynolds). Weeds: cuántas versiones habrá de esta canción (en francés, en español...), pero me quedo con la original, que nos reporta a Nancy Botwin jugando a las casitas. Y ya sabéis, quien juega con fuego... (guiño guiño).



-Don't stop believin' (Glee cast). Glee: una canción que, en un piloto de una serie, ha calado hondo, aunque como ya han comentado también aparece en la series finale de Los Soprano. Pa quitarse el sombrero, pues...



-Once more, with feeling (Buffy cast). Buffy Cazavampiros: me encanta todo el musical, pero me quedo con "Wish I could stay" de Tara y Giles




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jueves, 10 de septiembre de 2009

Meme: music&tv (I)

Viene de un tiempo a esta parte un meme interesante, cuanto menos divertido, donde podemos recopilar la música que más nos gusta de nuestros shows peferidos. Lo siento mucho, amigos, pero cuando me pongo a pensar en música es inevitable que me salgan listas interminables. Comienza el juego, y digo que el orden es totalmente aleatorio:



-Blossom's theme song. Blossom: ¿qué nos traerá el futuro...? ¿Quién no ha cantado alguna vez la canción de esa chica judía que tocaba el trombón que, con el paso del tiempo, dejó atrás al patito feo? Recordemos, además, que la música era un elemento consistente en la trama y muchas veces el papá de Blossom acababa tocando el piano y cantando a coro con sus retoños. Molaba.



-Boss of me. Malcolm in the middle: casi nunca supe lo que decían en el estribillo hasta que un día lo pillé. La cabecera es mítica no sólo por su imagen de Godzilla, sino por este tema, toda una declaración de intenciones.



-Feeling good (Nina Simone). Six feet under: La pusieron en unas promos y le iba de la hostia. Muy, muy grande toda la BSO de esta serie. Ya meteré alguna más.



-Lucky (Radiohead). Six feet under: sólo porque le viene a pelo a esta escena, de las mejores de la temporada (y por qué no, de toda la serie). Lauren Ambrose escogió una canción ella misma, pero probaron distintas de ellas hasta que dieron con la buena. Mirad cómo quedó:





-I don't want to be (Marvin deGraw). One Tree Hill: porque me gusta la canción, la llevo en el mp3 desde que la oí y me vi las primeras temporadas de la serie (y a mucha honra).



-Cuéntame (Pitingo). Cuéntame... cómo pasó: sí, me va el rollito de Pitingo, su fusión de estilos y tal.



-The Sun Ain't Gonna Shine Anymore (Cher). Expediente X. Gracias al homenaje que le hicieron a la diva en el estupendísimo episodio "El post-moderno Prometeo". Cher se arrepentiría toda su vida por no querer aparecer y que lo tuviera que hacer una doble en su lugar.



-Bohemian Rapsody (Queen). La chica de ayer: uno de los pocos aciertos de la adaptación española del éxito inglés fue el empleo de esta canción en el "viaje" de Alterio.



-Tell him/Searchin' my soul (Vonda Shepard). Ally McBeal: probablemente ésta haya sido la serie que mejor empleo ha hecho de la música como elemento narrativo, convirtiendo incluso a su cantante principal en personaje secundario.



-Dance (Barry White). Ally McBeal: recordemos al bebé bailarín o las coreografías de Bizcochito en el servicio unisex del bufete más alocado de Boston. Qué envidia. Por Dios.



-I'll be there for you (The Rembrandts). Friends. Hasta ahora, la mejor comedia que se ha hecho. Nada de The office ni inventos, el éxito de esta sitcom por ahora no tiene comparación. Y si tenemos amigos, ésta es nuestra canción.



-I will survive (Lisa Kudrow). The Comeback: porque supone el cierre a su única y espectacular temporada, porque la Kudrow lo borda haciendo de actriz-diva y es divertidísima. Mirad cómo se lo cree. Valerie, no cantas bien y no eres una estrella. Eres un juguete roto y te adoramos por eso.



-Survivor (Destiny's Child). The Comeback. Si la serie acababa con el himno al triunfo por excelencia, el primer episodio, tras mostrarnos el patetismo de un personaje que nos hacía olvidar en 2 minutos los 10 años con Phoebe Buffay, el primer episodio acababa así.



-I'll be your man (The Black Keys). Hung: porque desde que la escuché me enamoró, y la serie ha sido uno de los descubrimientos de la temporada.



-Bad things (Jace Everett). True blood: le viene genial a una de las intros más impactantes de un tiempo a esta parte y esa mezcla de country rockero es muy, muy pegadiza. Y la letra exuda sexualidad (valga la redundancia).



-Breathe me (Sia). Six feet under: casi todos la habéis incluido, ¿por qué no habría de hacerlo yo? Una canción que me recuerda a un año feliz, a amigos para siempre y a un cierre perfecto para la mejor serie de tv hasta la fecha.



-Beautiful (Elvis Costello). House M.D.: la canción original me gusta, el capítulo en que aparecía fue de los mejores de la serie... y el Costello le da un repaso a Christina Aguilera.



-Bad reputation (Joan Jett). Freaks & geeks: nada más que por parir a lo que ahora conocemos como factoría Apatow. Y la canción es mítica y muy, muy pegadiza.



sigo en otro post, que aún tengo unas cuantas en el tintero...




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viernes, 4 de septiembre de 2009

La serie definitiva: A dos metros bajo tierra... sin spoilers

La historia es un correr de nombres, apellidos, paisajes, cuerpos, historias, papeles, caminos, afanes, saludos, despedidas, recuerdos y ambiciones con nuevos nombres de lugares y nuevos apellidos



Luis García Montero,
Mañana no será lo que Dios quiera



Yo voy a morir. Tú vas a morir. Es más, ahora mismo, mientras lees esto, nos vamos muriendo (si yo no lo he hecho aún). Y es que, lo que nos iguala a todos, al fin y al cabo, es la mortalidad. Nacemos para morir años, meses, días u horas más tarde si no nacemos muertos. Nacer muerto es una estupidez; es como ir a Pisa y no ver la torre, como ser cazavampiros y morir de una estacada, como ir al cine y perderte los tráilers (en demasiadas ocasiones, mejores que la película en cuestión). Pero a lo que íbamos. Muerte. En la sociedad occidental en la que vivimos la muerte es un tema tabú. Visitamos los cementerios en ocasiones contadas, usamos el tema para asustar, compadecemos a los muertos y allegados de estos… y olvidamos, en esta visión egocéntrica de no-veo-más-allá-de-mi-puto-ombligo, olvidamos, digo, que día a día hay gente que tiene que lidiar con la muerte como parte, y a veces esencia, de su vida: médicos, enterradores, párrocos, directores de funeraria… Pero qué mal vistos están casi todos: los párrocos se lo han buscado; los enterradores y empresarios de pompas fúnebres, no. Es fácil imaginar a un señor alto, estirado, delgado y de piel cetrina con un metro en la mano y la sonrisa helada de un buitre buscando a su próxima víctima. Pero no, señores, ellos no eligen. La Señora Muerte es caprichosa.

Érase una vez un despacho de mesa alargada llena de ejecutivos bajo el lema HBO. Una mujer sugirió, casi como con vergüenza, que podían hacer una comedia sobre una familia propietaria de una funeraria. Los otros ejecutivos la miraron con recelo y le rieron la gracia, pero siguieron a lo suyo, cada cual imaginando a una familia alrededor de una mesa, los niños jugando con el puré ajenos a que debajo papá embalsamaba a la señora Holloway. La Ejecutiva Avispada fue al cine algo mosqueada y vio una película que cambió su perspectiva del mundo. La película arrasó su año en los Oscar y decidió que debía hablar con su guionista, un tal Alan Ball. A Mr Ball le gustó la idea mucho e ideó al instante su propia imagen de la serie, algo distinta de la de los Ejecutivos Aburridos. Escribió el guión para el piloto y se lo enseñó a la cadena; “Queremos más subversión”, dijeron ellos, y él lo flipó y se puso a desfasar, buscó a los mejores guionistas con los que había trabajado y escribieron la primera temporada de una serie sobre la muerte. Rodaron los 13 episodios antes de estrenarla. Arriesgaron.

Papá Fisher tiene una funeraria, fuma mucho y a los cinco minutos de episodio muere. Ruth Fisher se queda viuda con tres hijos muy distintos. Nate, el mayor, independiente, que no quiere saber nada de muertes; David, que trabaja en la funeraria, es gay y lo mantiene oculto; y Claire, una adolescente pelirroja que juega con drogas duras y relaciones tormentosas. A esta familia le sumamos dos más, los Chenowith y los Díaz, y tenemos en nuestras manos una bomba de relojería sumamente estudiada, de tan perfecta, peligrosa. Todos, e insisto, TODOS los personajes de esta serie son de un modo u otro infelices. Como tú. Como yo. Son personas más o menos afables, inestables, sinceras, entrañables, alocadas, dramáticas y humorísticas. La película de la que os hablaba, American beauty, profesaba un humor negro inherente a Alan Ball que, extrapolado a la ¿pequeña? pantalla, despliega todos los matices y armas disponibles en la sensibilidad humana. Ahora ríes, a los cinco minutos estarás llorando. Cinco más, carcajada extra.

A dos metros bajo tierra compartía parrilla con Los Soprano, Sexo en Nueva York, Oz, The Wire… todas series de pata negra sello HBO. Cuando nació en 2001 probablemente inauguró la Edad de Oro de la televisión, y cuando murió en 2005 ya anunciaba el final de esta era: cinco temporadas imprescindibles, de aúpa. A dos metros bajo tierra se planteó como cine independiente, y he de admitir que posee algunas de las secuencias más poderosas que he visto en cine y televisión, si no las más poderosas. La muerte es un tema universal, como el amor, que nunca hasta entonces se había tratado con tanta proximidad y verosimilitud. Es difícil no enamorarse de Ruth, Nate, David y Claire o de todos a la vez, u odiarlos. Porque sus actores se convierten en ellos, dejan de ser Michael C. Hall o Lauren Ambrose: son los Fisher. De Francess Conroy afirmó el mismísimo Arthur Miller que era la mejor actriz viva de su tiempo. Peter Krause pasa de ser el personaje más carismático al más incomprensible y odiado, todo esto sin dejar de ser natural como él mismo. Michael C. Hall (ahora como el descafeinado Dexter) hace una de las interpretaciones, construcción de personaje más soberbia que se han hecho jamás, actor como era exclusivamente de teatro. Y nos (re)descubrió a la australiana Rachel Griffiths, a la que vimos compartir pantalla con Toni Collette en La boda de Muriel. Lauren Ambrose ha madurado y despuntado con su peculiar belleza hasta alzarse como hilo conductor y metafórico de la serie, pero también de la vida tal y como la conocemos.

Cinco temporadas. Sesenta y tres episodios. El mejor final hasta la fecha de la historia de la televisión. En un show sobre la muerte no podían escatimar en fallecidos. Cada episodio comienza con una muerte salvo uno de ellos, sorpresa incluida. ¿Cómo se puede morir? Un resbalón en la ducha, un infarto, muerte súbita, te ataca un puma, te atropellan, haces una a lo David Carradine… El drama de la muerte se convierte en un paso más, en lo mundano, en el día a día.

No es de extrañar, pues, la aparición de actores de renombre como Richard Jenkins, Kathy Bates (maravillosa también como directora), James Cromwell, Patricia Clarkson o Mena Suvari (la Lolita de la ya citada American beauty. Y si seguimos con nombres, tenemos un departamento artístico de primera categoría, y es que el arte es uno de los temas principales de la serie (además del arte de embalsamar). El tema principal, compuesto por…todos en pie, Thomas Newman. Capítulos dirigidos por Alan Ball, Michael Cuesta (creador de Dexter) y Rodrigo García, entre otros.

Vida. Muerte. Sexo. Soledad. Culpa. Homosexualidad. Heterosexualidad. Muerte. Enfermedad. Locura. Amor. Sexo. Desprecio. Desamor. Gritos. Drama. Comedia. Sexo. Violencia. Terror. Pluralidad. Política. Religión. Fotografía. Búsqueda. Viajes. Conciencia. Pareja. Nacimiento. Dolor. Luto. Ironía. Trabajo. Terapia. Muerte. Duelo. Psicoanálisis. Sexo. Muerte. Vida. A. Dos. Metros. Bajo. Tierra. Amén. RIP.

martes, 1 de septiembre de 2009

Malas relaciones


Después de ver (otra vez) Six feet under del tirón me he vuelto a poner con Buffy cazavampiros desde el principio, en esta ocasión con audiocomentarios para entender todas las decisiones. Bien, pues si las relaciones surgidas entre las familias Fisher y Chenowith son las más autodestructivas que he visto en tv (más allá del admirable culebrón Nip/Tuck), he observado que en la cuarta temporada de la cazavampiros se lanzaron a por todas sin paracaídas. Vayamos por partes:
Buff, destrozada tras la marcha de Angel, conoce a un chico que la camela, echan un polvo de una noche y la deja tirada y existencialmente angustiada (a lo Felicity, sí…). La universidad es lo que tiene.
Spike vuelve, también resentido porque Dru lo ha dejado, y entabla una relación de amor-odio con Harmony (amor de ella, odio de él). No tienen futuro.
Xander, tras asistir al baile de promoción del instituto con la ex-demonio Anya, va cayendo en las garras del amor (y el sexo) con una chica divertida, honesta y probablemente de los personajes más carismáticos de la serie.
• ¡Hasta vemos a Giles con su novia Olivia! y su lado más desinhibido, sin saber qué hacer tras perder el empleo de bibliotecario…
Willow y su separación con Oz, probablemente una de las decisiones más cuestionadas por los seguidores de la serie. Hacen tan buena pareja… Y eso de que Will se haga lesbiana en cinco episodios puede ser muy progre, ¿pero Tara? ¿No había nada mejor? Ver a Oz con el corazón roto no tuvo precio… y nos costó aceptar a Tara como animal de compañía (menos mal que la chica canta bien).
Buffy conoce al tío más sosias y acabado del mundo: Riley. Después de Bangel hay que reconocer que meter al cachas éste con dos gestos y tan poca chicha a nivel de personaje no fue muy buen acierto… Menos mal que no sabíamos lo que se venía, la redención amorosa con Spuffy.


Lo cierto es que la cuarta, pese a que contiene episodios tan míticos como “Hush”, “Superstar” y “Restless”, no deja de ser una de las temporadas más flojas, tal vez porque experimentó con el paso del insti a la uni, con el binomio ciencia-magia, pero es que ni el Big Bad de la temporada, Adam, resultó tan temible. Y ver a la pandilla tan separada y a un Giles alienado no ayudó…